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Hace algunas semanas fui atacado por un par de hermanos calvinistas que aseguran que yo he hecho mal en animar a los lectores de este blog a orar por los homosexuales y lesbianas de este mundo, ya que, según ellos, mi oración debe ser solo por los elegidos de Dios y no por todo el mundo.

(Pueden leer mi post y los comentarios de los hermanos aquí.)

En la primera carta de Pablo a Timoteo podemos leer la siguiente exhortación que Pablo le hace a Timoteo respecto a la oración por todos los hombres:

“Exhorto, pues, ante todo que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en autoridad, para que podamos vivir una vida tranquila y sosegada con toda piedad y dignidad. Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al pleno conocimiento de la verdad. Porque hay un solo Dios, y también un solo mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús hombre, quien se dio a sí mismo en rescate por todos, testimonio dado a su debido tiempo.” (1 Timoteo 2:1-6) LBLA

Sobre el verso 4 en específico, los comentaristas de la Biblia de Estudio ESV (English Standard Version) comentan lo siguiente:

“La oración de evangelización por todas las personas tiene sus raíces en el hecho de que Dios desea que todos los hombres sean salvos. Parece que en esta exhortación Pablo está contrarrestando una tendencia exclusivista de los falsos maestros de minimizar la importancia de la evangelización de los gentiles (junto con su énfasis en la ley judía). Esta declaración figura en forma prominente en los desacuerdos teológicos sobre la extensión de la expiación. No se puede leer como una sugerencia de que todos los seres humanos serán salvos (universalismo), ya que el resto de la carta deja en claro que algunos no serán salvos (4:1, 5:24; 6:10; Mateo 25:30, 41, 46, Apocalipsis 14:9-11). ¿Significa eso que Dios desea algo (que todas las personas se salven) que Él no puede cumplir? Tanto teólogos arminianos y calvinistas responden que Dios "quiere" algo más que la salvación universal. Los arminianos sostienen que el mayor deseo de Dios es preservar la verdadera libertad humana (que es necesario para el verdadero amor) y por lo tanto Él debe permitir que algunos puedan optar por rechazar su oferta de salvación. Los calvinistas sostienen que el mayor deseo de Dios es mostrar la totalidad de su gloria (Romanos 9:22-23), lo que se traduce en la elección por parte de Dios según la libertad de su misericordia y no en la elección humana (Romanos 9:15-18). Sin importar el entendimiento que podamos tener sobre la extensión de la expiación, este pasaje enseña claramente la oferta gratuita y universal del evangelio a cada ser humano; "quiere", muestra que esta oferta es una expresión de buena fe de la buena voluntad de Dios.”

Sobre estos versos, el reconocido teólogo calvinista John MacArthur comenta lo siguiente en su Biblia de Estudio MacArthur:

“Es evidente que la iglesia de Éfeso había dejado de orar por los perdidos, ya que Pablo urgió a Timoteo para que esta práctica volviera a ser una prioridad. Los maestros falsos del judaísmo introdujeron un evangelio pervertido y la enseñanza de que la salvación solo era para judíos y prosélitos del judaísmo entre los gentiles, por esa razón es seguro que restringieron las oraciones evangelizadoras. El exclusivismo religioso que limita la salvación a los miembros privilegiados de cierta elite, hace innecesaria la oración por los perdidos...

El deseo de Pablo era que los cristianos en Éfeso tuvieran compasión por los perdidos, entendieran la profundidad de su dolor y miseria, y acudieran a Dios en comunicación íntima para rogar por su salvación. El decreto de elección de Dios es secreto y los creyentes no pueden saber quién es elegido hasta que responda. El alcance de los esfuerzos evangelizadores de Dios es más amplio que el número de los elegidos (Mt. 22:14; Jn. 17:21, 23).”

Entonces, al saber que el estado de Nueva York, uno de los más importantes de los Estados Unidos, aprobó ayer la ley del matrimonio homosexual, ¿qué debemos los cristianos hacer?

Orar a Dios para que les abra los ojos del entendimiento a todos los homosexuales de este mundo y les muestre que el significado de la vida no se encuentra en perseguir los deseos de nuestro corazón ni los placeres que este mundo ofrece, sino en seguir a Dios y guardar sus mandamientos. Aunque esto signifique morir a nuestros propios deseos y placeres.

Oro en estos momentos no solo por ellos, sino también por nosotros los cristianos, para que Dios nos ayude a amar a los homosexuales más de lo que ellos aman su pecado. Así como Dios nos amó a nosotros, cuando nos encontrábamos sumergidos en nuestros delitos y pecados.

Parece que los seres humanos tienen una tendencia perpetua a que alguna otra persona hable con Dios por ellos. Nos contentamos con recibir el mensaje de segunda mano. En el Sinaí, el pueblo clamó a Moisés: "Habla tú con nosotros, y nosotros oiremos; pero no hable Dios con nosotros, para que no muramos" (Exodo 20:19).

Uno de los errores fatales de Israel fue que insistió en tener un rey humano, en vez de confiar en el gobierno teocrático de Dios sobre ellos. Podemos detectar un dejo de tristeza en las palabras del Señor: "... a mí me han desechado, para que no reine sobre ellos" (1 Samuel 8:7). La historia de la religión es la historia de una lucha casi desesperada por tener un rey, un mediador, un sacerdote, un intermediario. De esta manera, no tenemos que acudir a Dios personalmente. Tal enfoque nos salva de la necesidad de cambiar, pues estar en la presencia de Dios es cambiar. Este sistema es muy conveniente porque nos da la ventaja de la respetabilidad religiosa, sin exigirnos transformación moral.

Esa es la razón por la cual la meditación es tan amenazadora para nosotros. Osadamente nos llama a que entremos de modo personal en la presencia viviente de Dios. Nos dice que Dios habla en el continuo presente y quiere dirigirse a nosotros. Jesús y los escritores del Nuevo Testamento indicaron claramente que esto no es sólo para los profesionales religiosos -los sacerdotes-, sino para todos. Todos los que reconocen a Jesucristo como Señor constituyen el sacerdocio universal de Dios y, como tales, pueden entrar al lugar santísimo y conversar con el Dios vivo.

Richard J. Foster, “Celebración de la Disciplina”, pp. 41-42, Editorial Peniel, 2009.

“La verdadera piedad no quita a los hombres del mundo, sino que los capacita para vivir mejor en él y los anima a intentar repararlo.”

William Penn, citado por Richard J. Foster en su libro,  “Celebración de la Disciplina”, Editorial Peniel, 2009

Los mayores problemas de nuestro tiempo no son los tecnológicos. Estos los podemos manejar bastante bien. Tampoco son los políticos o los económicos, pues las dificultades que se producen en estos campos, aunque sean intensas, en gran parte son derivadas. Los mayores problemas son morales y espirituales y, a menos que podamos progresar algo en estos aspectos, tal vez ni siquiera podamos sobrevivir. Así fue como declinaron las culturas avanzadas del tiempo antiguo.

D. Elton Trueblood, en su prefacio al libro “Celebración de la Disciplina”, de Richard J. Foster. Editorial Peniel , 2009

Un video precioso de Martina McBride.
Para cuando pensamos que "no tenemos nada" y "tenemos todo lo importante".
Martina McBride - God's Will
¡Me encanta esta canción!
Jesús: Al fin encontré lo que me llenó… Eres suficiente para mi…
Jesús: Al fin encontré lo que me llenó… Eres suficiente para mi…

Un oyente en una iglesia rural le dijo una vez a su pastor:

- “Pastor, ¿sabe en qué estoy pensando cuando usted se pasa de las cuatro y media en el servicio de la tarde?”

- “No” le contestó el predicador.

- “Bueno, pues entonces le seré claro. No estoy pensando en lo que usted está predicando sino en mis vacas. Ellas están esperando que yo vaya a ordeñarlas y pienso que usted debe tener algo de consideración por ellas y no mantenerlas esperando por mí tanto tiempo.  ¿Cómo se sentiría usted si usted fuera una de esas vacas?”

Quizás el ejemplo es extremo, pero la verdad es que un buen sermón no tiene por qué ser largo. Pensamos que debido a que vivimos en una sociedad acostumbrada al entretenimiento y con poca concentración por un largo período de tiempo, debemos forcejear a nuestro público a doblegar su carne pasando mucho tiempo escuchándonos. Mas sin embargo, pudiéramos encontrarnos doblegando su espíritu si como predicadores no somos sensibles a sus circunstancias.

Charles Spurgeon dijo una vez que la entrega de un sermón era como poner un huevo a hervir. Si no somos lo sumamente cuidadosos, fácilmente lo dejamos quemar.

“El tiempo del orador debe ser medido por la sabiduría. Si él está desprovisto de criterio y se olvida de las circunstancias en las que se encuentran sus oyentes, él se pudiera convertir en una gran molestia para ellos. En una casa un pastel se está quemando. En otra un niño necesita de su madre. Y en otra un sirviente se debe a una familia.” Charles Spurgeon

¡Lo suficiente para cubrir adecuadamente un texto! No creo que la duración del sermón sea tan importante como su contenido. A veces he predicado por cincuenta minutos y diez de esos minutos han sido demasiado tiempo. Otras veces he predicado una hora y veinticinco minutos y ha sido justo el tiempo necesario para enseñar el texto. Lo importante es cubrir el punto principal del mensaje de manera tal que las personas estén convencidas de su verdad y comprendan lo que el texto requiere de ellos.

John MacArthur, “Preaching and the Clock

“Estos veinte años he estado contigo;
tus ovejas y tus cabras nunca abortaron, ni yo comí carnero de tus ovejas.
Nunca te traje lo arrebatado por las fieras: yo pagaba el daño;
lo hurtado así de día como de noche, a mí me lo cobrabas.
De día me consumía el calor, y de noche la helada, y el sueño huía de mis ojos.
Así he estado veinte años en tu casa; catorce años te serví por tus dos hijas,
y seis años por tu ganado, y has cambiado mi salario diez veces.”
(Gn.31.38-41)

Jacob le dice estas palabras a su suegro Labán el día que se despidió de él para volver a Canaán. Ya no nos encontramos con el joven que creía merecerlo todo, sino con un hombre que había trabajado arduamente por conseguir todo aquello que ahora tenía. Seguía siendo tan astuto como antes, pero ahora tenía aprendida la lección del sacrificio para obtener lo que se anhela.

Hace un tiempo hablaba con una joven que me decía que había cosas que no deseaba hacer porque ya no "sentía" hacerlas. Este sentimiento, quizá de complacencia o de gusto, le estaba haciendo dejar de lado cosas importantes en las que se encontraba muy comprometida. Este "sentimiento" es tan fuerte en la toma de decisiones que hace que perdamos de vista la necesidad de dejarlo de lado por el más importante "debo". Creo que estar a gusto en lo que hacemos y no perder de vista el sentido estético de cada una de nuestras actividades son variables que no se pueden desechar al momento de evaluar lo que estamos haciendo. Sin embargo, el deber y el propósito esencial por las que hacemos las cosas deben primar para nuestra estabilidad. Por ejemplo: ¿Cuál es la razón por la que estamos en un determinado centro de estudios? Seguramente es porque su malla curricular satisface nuestras expectativas académicas o porque tiene un profesorado excelente. La cafetería, la calidad de los baños o la buena onda de los compañeros ocuparán un segundo y un tercer lugar. Cuando yo digo que no me "siento" bien allí... ¿A qué área me estoy refiriendo?; y si ese sentimiento es correcto, ¿qué tan importante es como para desestimar mi propósito principal?

Lamentablemente, estas no son preguntas que nos hacemos continuamente. Creo que la percepción es equivocada cuando confundimos el propósito por el que hacemos las cosas. Entiendo la importancia del "sentir" cuando voy a participar en una reunión con amigos, o cuando voy a ir al cine o al teatro en donde mi gusto forma la razón principal del propósito. No voy a hacer un viaje en donde no me "sienta" a gusto con mis anfitriones, ni tampoco voy a ponerme ropa que en la que no me "sienta" bien, pero no es tampoco una equivocación cambiar el "siento" por el "debo". Hay padres que "deben" tener más de un trabajo para mantener a la familia y sin importar lo que "sientan" se deben levantar muy temprano en la mañana y laborar hasta muy tarde en la noche. Un policía puede "sentir" miedo (que es muy humano) en una situación peligrosa, pero su "deber" lo llevará a exponer su vida. Un estudiante podrá "sentir" que sus compañeros no son muy agradables pero él sabe que "debe" seguir estudiando porque ése es el propósito esencial y porque sus padres "debieron" hacer un gran sacrificio para pagar universidad.

Jacob había llegado veinte años antes a la casa de su suegro huyendo de la cólera de su hermano. Llegó sin nada pero ahora partía lleno de riquezas: "Y se enriqueció el varón muchísimo, y tuvo muchas ovejas, y siervas y siervos, y camellos y asnos" (30.43). ¿Qué aprendió Jacob acerca del deber? Hagamos un breve resumen:

1. Todo lo que vale en la vida demanda un escrupuloso cuidado. "...tus ovejas y tus cabras nunca abortaron...".

2. Todo lo que vale en la vida tiene un costo y nada que vale la pena es gratis. "... ni yo comí carnero de tus ovejas".

3. Todo lo que vale en la vida implica asumir la responsabilidad de nuestras acciones. "Nunca te traje lo arrebatado por las fieras: yo pagaba el daño; lo hurtado así de día como de noche, a mí me lo cobrabas".

4. Todo lo que vale en la vida demanda sacrificio que no puede ser rechazado. "De día me consumía el calor, y de noche la helada, y el sueño huía de mis ojos.

5. Todo lo que vale en la vida no se logra de la noche a la mañana. "Así he estado catorce años en tu casa..."

Por último, el trabajo arduo supone aceptar que todo desarrollo humano y de cualquier índole involucra esfuerzo y deber…

Cumplir con nuestras obligaciones será siempre nuestro deber. Ni lo espiritual debe ser sacrificado por lo secular, ni lo secular por lo espiritual. Debemos trabajar arduamente para sacar adelante y con sacrificio los propósitos para nuestra vida.

Una vez Picasso estaba dibujando febrilmente cabezas de caballo buscando la perfección. Boceto que terminaba, boceto que terminaba siendo arrojado con furia por el pintor al tacho de basura. Una alumna suya, ingenua y desesperada, para tratar de ayudar a su maestro y terminar con su sufrimiento tomó una de las cartulinas del basurero, la llevó hacia él y le dijo: “Pero Pablo, mira, ésta ya está bonita”. Picasso la miró largamente y luego sólo dijo: “Cuídate de lo bonito”. Lo bonito nunca ocupará el lugar de lo excelente y la complacencia nunca saldrá con el vigor. Aprendamos a usar correctamente nuestros sentimientos y a cumplir con nuestros deberes.

Tomado de las “Reflexiones Aterrizadas” de José (Pepe) Mendoza, pp. 23-25

OK, lo admito, estoy algo romántico hoy.

Este es un video de una canción que conocí esta semana y que encontré fabulosa. Especialmente para los que estamos casados y necesitamos ser recordados de los pequeños detalles que nuestras esposas necesitan escuchar y sentir de nosotros.

El mismo revela la historia de un marido que intenta agradar a su mujer con objetos materiales como un "garaje para tres vehículos y tarjetas de crédito", pero que la mujer queda insatisfecha porque prefiere gestos más simples como una rosa, o que le abran la puerta. En la tercera estrofa de la canción el cantante revela que el marido de la historia es en realidad el mismo y entonces afirma que se ha dado cuenta de lo que su mujer realmente quiere. La canción termina con el cantante entregándole una rosa a su verdadera esposa.

Les dejo con el video.

“Hace unos años mi hijo Jonathan estaba tomando lecciones de buceo. Había sido entrenado por unas horas el día anterior, y ahora había llegado el momento para que el instructor lo llevará a una inmersión real. Yo había sido certificado como buceador unos 10 años atrás, así que decidí ir con ellos. A medida que nos subíamos al barco y salíamos para la inmersión nos dimos cuenta de que las aguas estaban muy agitadas. Jonathan estaba un poco nervioso acerca de todo esto, debido a que las aguas estaban más calmadas el día anterior y a que él había realizado la mayor parte de su entrenamiento en una piscina. Ahora nos dirigíamos al océano real, donde las aguas estaban turbulentas.

Las aguas estaban tan ásperas que era un poco atemorizante. Cuando comenzamos nuestro descenso pude ver el pánico en los ojos de Jonathan y yo no sabía qué hacer, porque francamente, yo sentía un poco de miedo también. Pero el instructor lo manejó perfectamente, y le dijo a Jonathan:

- Mírame a mí en este momento.

Jonathan lo miró, y entonces el instructor le dijo:

- ¿Te acuerdas del entrenamiento que recibiste? Esto es lo que harás...

El instructor lo calmó. Jonathan se puso su regulador, y nos zambullimos en el agua. Inmediatamente todo estaba tranquilo y hermoso, y estábamos bien.

Nosotros tenemos que hacer lo mismo cuando nos enfrentamos a las dificultades o tentaciones en nuestras vidas. Simplemente tenemos que mirar a nuestro instructor, Jesús. Él está diciendo: “Mírame a mí. No te preocupes por las olas. No te preocupes por las circunstancias. No te preocupes acerca de las tentaciones. ¡Recuerda tu entrenamiento!".

Lies We Tell Ourselves: How to Say No to Temptation and Put an End to Compromise” Greg Laurie

“Cuando la tentación llama a mi puerta, me gusta decir: "Señor, ¿te importaría responder?" No quiero meterme con eso. No quiero pelear un uno a uno con los malos deseos. Son demasiado para mí. Así que le pido al Señor que me ayude, proteja y fortalezca. Y lo hace.

Lies We Tell Ourselves: How to Say No to Temptation and Put an End to Compromise” Greg Laurie

“En el momento en que nos sentimos más seguros dentro de nosotros mismos, cuando estamos convencidos de que nuestra vida espiritual está más fuerte que nunca, nuestra doctrina más sólida, nuestra moral más pura y nuestra vida más estable, es cuando deberíamos estar más alerta ante el peligro y más dependientes de nuestro Señor. Cuando pensamos que hemos alcanzado un nuevo nivel espiritual es justo cuando podemos encontrarnos a nosotros mismos en un peligro mortal.”

Lies We Tell Ourselves: How to Say No to Temptation and Put an End to Compromise” Greg Laurie