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Todos nosotros en algún momento de nuestra vida cristiana nos encontramos en un período donde cuestionamos nuestra fe. Quizás este cuestionamiento no sea el producto de encontrarnos frente algún argumento válido que debilite nuestra teología, sino por los valles en que los seres humanos sabemos encontrarnos en momentos de nuestras vidas.  Preguntas como:

  • ¿Por qué si soy cristiano me encuentro enfrentando esta enfermedad terminal?
  • ¿Por qué si Dios es mi guardador me encuentro desempleado?
  • ¿Por qué si Dios es soberano sobre toda la tierra me encuentro con que mis finanzas no llegan al fin de mes?
  • ¿Por qué si Dios cuida de mí familia la muerte encuentra a mis seres queridos?

Estos cuestionamientos, aunque sin base suficiente para destruir nuestra fe cristiana, toman importancia porque son el resultado de las fuertes emociones que experimentamos cuando nos encontramos en situaciones difíciles que no entendemos.

Pero los seres humanos tenemos que tener presente que la realidad de nuestras vidas desde el día en que nacimos es la de un camino difícil con un destino mortal. Desde el día que nacemos en este mundo permeado por el pecado, nuestras vidas están destinadas a travesar un camino lleno de calamidades y dificultades, el cual culminará con nuestra muerte.

Entonces, en vez de cuestionar porque me encuentro a travesando situaciones difíciles, deberíamos más bien hacernos la pregunta de cómo estaríamos nosotros hoy día, en medio de esta situación, si Dios no estuviera de nuestro lado.

No es el “¿Por Qué?” que debemos preguntarnos en medio de nuestra calamidad, sino el “Con Quien” la queremos enfrentar. ¿Queremos enfrentar estas situaciones junto a Dios de nuestro lado, o solos como nos encontrábamos antes de conocerle? Pienso que esta pregunta puede cambiar la perspectiva de como vemos nuestra situación frente a nuestra fe.

La vida cristiana es una bendición para nosotros, no solo porque el dador de vida nos ha otorgado vida eterna y salvación por medio de la fe en Jesucristo, sino porque también él ha prometido estar con nosotros hasta el fin del mundo, lo que nos asegura que aún pasemos por valles de sombra de muerte, el estará a nuestro lado y nos infundirá el aliento que necesitamos.

Tomemos ánimo en este día sabiendo, que no importa la situación en la que nos encontremos, Dios está en control y está de nuestro lado.