"No me eches de tu presencia, y no quites de mi tu santo Espíritu"
Salmo 51:11
Salmo 51:11
¿Cuál es la cosa que mas te aterroriza?. ¿Cuál es tu mayor temor?. ¿Qué es aquello, de lo cual estas convencido, que sin eso no puedes vivir? .¿Cuál sería para ti, tu mayor desastre personal?.
He tenido que hacerme estas preguntas mientras leía una vez más el salmo 51, donde David le ora a Dios las siguientes palabras: "No me eches de tu presencia y no quites de mi tu santo Espíritu". Este debería ser el mayor temor de nuestra vida, pero ¿realmente lo es?.
Ella lo tenía todo y quizás por eso estaba tan asustada. Ella vivía en una grande y hermosa casa, como ella jamás pensó que algún día podría tener. Tenía preciosas ropas y hermosos utensilios, como los que ella jamás imaginó que algún día podría tener. Tenía un esposo exitoso y tres hermosos niños. Ella asistía a una gran iglesia. Sus vacaciones familiares eran estupendas. Tomaba sus desayunos cada mañana, en una mesa de piedras donde observaba los preciosos valles que podían ser vistos desde la colina donde su casa estaba construida. Pero mañana tras mañana, sentada en esa misma mesa, se preocupaba. Se preocupaba por su matrimonio: ¿era tan solido como ella pensaba?. Se preocupaba por sus finanzas: ¿era el trabajo de su esposo tan estable como el decía que era?. Se preocupaba por sus hijos: ¿eran tan buenos como ella pensaba que eran?. Se preocupaba por su salud y por la salud de sus esposo. Hasta pensaba en la posibilidad de que un desastre natural destruyera su propiedad, o que un desastre económico destruyera sus finanzas.
Algo muy significativo le había ocurrido a ella y no se había dado cuenta. Aquellas mismas cosas por las que ella en un momento había sido agradecida, las cuales en un momento ella pensó que no era digna de haberlas recibido, se habían transformado en aquellas cosas de las cuales ella estaba convencida que sin ellas no podría vivir. Aquello que ella una vez recibió con especial gratitud, eran ahora la fuente de su mayor ansiedad. Las cosas que una vez parecían no pertenecer a su vida, se habían convertido en las cosas que habían definido su vida. Y de esta manera, vivía atemorizada cada día.
Pero algo mas había cambiado en ella. Aquello que había de definir su vida, y que una vez lo hizo, ya no la definían. Hubo un tiempo en su vida, en que todo era definido y evaluado por su relación con Dios. Hubo un tiempo en su vida en que ella recibía la gracia de Dios con un agradecimiento profundo. Hubo un tiempo en su vida en el cual ella reconocía sus pecados y apreciaba el perdón que había recibido. Hubo un tiempo en su vida en el cual ella tenía ese sentir de privilegio por haber sido aceptada por Dios, sin ella jamás habérselo ganado o merecido. Hubo un tiempo en su vida en el cual ella recibía cada día preguntándose que hubiera sido de ella, si Dios no la hubiera alcanzado, aceptado en su familia y bendecido con su presencia.
Pero esos pensamientos ya no eran el centro de su atención. Ya no se identificaba como una persona pecadora rescatada por la gracia de Dios. Ya no obtenía el significado, propósito y satisfacción de su vida del Señor. Ahora estaba más preocupada de perder su mansión, que de ser echada de la casa de Dios. Ahora estaba más preocupada de perder a su esposo, que de que Dios removiera su santo Espíritu de ella. Aquella pregunta sincera y saludable, "¿Donde estaría yo hoy sin el Señor?, ha sido reemplazada por como podría ella sobrevivir a la perdida de siquiera algo de su catálogo personal de cosas materiales.
Pero no dediqué mucho tiempo a pensar en David o en mi amiga porque mi mente apuntaba hacia mi. ¿Qué es aquello por lo cual yo estoy mas agradecido?. ¿A la perdida de qué, es a lo que mas temor le tengo?. ¿Qué es lo que a mi vida ha dado sentido, propósito y satisfacción?
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