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Hombres y mujeres que sean fieles colaboradores de Dios en la tierra. Noé significa "descanso" y en medio de tanta violencia y destrucción, el Señor busca un lugar en donde reposar y deleitarse con sus criaturas. Personas que puedan ser parte de la solución y no de aquellos que incentivan los problemas o sólo los critican.

Hombres y mujeres que tengan las características de Noé: "...varón justo, era perfecto en sus generaciones; con Dios caminó Noé" (Gn.6.9). Esto significa personas con una norma clara de vida en obediencia a Dios y su Palabra. Leales en medio de tanta desintegración y mentira.

Es importante que tengan licencia de conducir, pero de "copiloto". El Señor no desea alguien a quien seguir, sino alguien que le siga y que no tenga vergüenza de ser visto en público con El.

Favor contactarse con Dios dónde ya saben. Si no saben dónde no son aptos para el puesto. Se ruega no insistir.

Tomado de las “Reflexiones Aterrizadas” de José (Pepe) Mendoza, pp. 5,6

No ames la iglesia a causa de lo que ella hace por ti, porque tarde o temprano no hará lo suficiente.

No ames la iglesia a causa de su líder, porque los líderes humanos son falibles y un día te defraudarán.

No ames la iglesia a causa de un programa, un edificio o sus actividades, ya que todas esas cosas envejecen.

No ames la iglesia a causa de cierto grupo de amigos, porque las amistades cambian y las personas se mudan.

Ama la iglesia por causa de Aquel que derramó su sangre para comprarla.

Ama la iglesia por causa de Aquel a quien le pertenece la misma.

Ama la iglesia por causa de Aquel a quien la iglesia adora.

Ama la iglesia porque amas a Jesucristo y su gloria.

Ama la iglesia porque Jesús es digno, fiel y verdadero.

Ama la iglesia porque Jesús ama la iglesia.

Tomado del sermón “We Are Here to Love the Church" del pastor Joshua Harris.

Artículo escrito por Jaime Mirón. Tomado del Consejero Bíblico, y usado con permiso.

Hace poco viajaba en un tren desde Málaga hasta Madrid en España. En el asiento delante de mí estaban tres adolescentes mirando una fotonovela pornográfica (de las más explícitas) para entretenerse durante el viaje. Yo realmente no esperaba semejante cosa en la tierra de Cervantes. Pero la realidad es que el mundo, donde quiera que uno vaya, está dominado por el tema del sexo. Desde las conversaciones hasta la música y los anuncios vistos por la televisión, el tema es sexo, sexo, sexo. Hoy día es más posible ver carteles exponiendo las virtudes de los condones que ver a alguien exponiendo las virtudes de la abstinencia o la virginidad.

Cuando era joven, encontrar pornografía requería un acto de la voluntad y cierta ingeniosidad. Ahora se requiere un acto de la voluntad e ingeniosidad para evitarla. El mundo es esquizofrénico en sus intentos de tratar con el problema del sexo, que penetra toda la sociedad. Por un lado todo el mundo ve la familia en caos debido en parte al sexo desenfrenado pero, por el otro lado, como dijo un estudioso recientemente, la televisión presenta seis familias donde existen fornicación o adulterio por cada familia que vive de acuerdo con pautas bíblicas.

El problema no es el tema en sí, ya que la Biblia tiene mucho que decir acerca del sexo (en su gran mayoría positiva) sino que es el contexto donde se presenta (fuera de los votos matrimoniales) y el enfoque (lo sensual - dominando el individuo), por lo tanto para nada edifica.

La Iglesia de Cristo, en sus valiosos intentos de mantener su pureza, durante una etapa batalló con un legalismo fatal. Esto produjo un cristianismo negativo, triste y en algunos casos hipócrita.

En aquel entonces, el sexo era tema tabú, es decir no se hablaba del asunto. Un ejemplo demasiado común es el del pastor que me contó (después de escuchar a Luis Palau predicar a miles de jóvenes acerca del tema El sexo y la Biblia): «...en mis diecisiete años de ministerio, ni una vez he mencionado el tema del sexo desde el púlpito, ni hablar de predicar todo un sermón».

Es hora de presentarle al mundo la alternativa bíblica, no pasando el tema por alto ni estableciendo un nuevo legalismo sino evaluando lo que el mundo está haciendo y (más importante todavía) diciendo (su filosofía) por medio de la Palabra de Dios para dar una fuerte dosis del antídoto bíblico.

Entonces, este artículo es un intento de desenmascarar el mundo, exponer su filosofía a la luz de la Escritura y sugerir algunos temas para ser estudiados en la Iglesia.

El mundo (y la Iglesia es afectada por el ambiente en el cual vive) propaga ciertas ideas que la gente acepta como si fueran leyes universales (por eso son tan insidiosas) cuando en realidad una vez expuestas a la luz bíblica son mitos.

MITO #1: «Es imposible controlar el deseo sexual, es inevitable que los jóvenes tengan relaciones sexuales antes de casarse. Entonces, lo mejor es ayudarles a tener cuidado». Existen variaciones de este mito, como «la masturbación es la solución para el creyente», pero lo esencial cae bajo el rubro de que «es inevitable». Para la persona que tiene la mente saturada del sexo impuro (¡ojo! - digo impuro, porque el sexo dentro del plan de Dios es puro), pareciera que el impulso o tentación es abrumador. La Biblia, en cambio, dice: «No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea común a los hombres; y fiel es Dios, que no permitirá que vosotros seáis tentados más allá de lo que podéis soportar, sino que con la tentación proveerá la vía de escape, a fin de que podáis resistirla». (1 Corintios 10:13 BLA) Este mito, que muchos evangélicos han aceptado como verdad, es negar la gracia y el poder de Dios en la vida del creyente para vivir una vida de pureza.

MITO #2: «La meta más elevada con que uno puede soñar es la libertad de expresión». Dentro de este mito hay una crítica a los que seguimos la ética bíblica porque consideran que hemos inhibido tal expresión causando mucho daño emocional. Vamos a hablar con claridad, la verdadera libertad viene de Cristo (Juan 8:31-36), es una libertad de ser controlado, sin culpa, sin problemas con la conciencia, sin hacer daño a otros seres humanos o a sí mismo. Si fuera verdad que el verdadero equilibrio emocional viene de la «libertad» de expresión (incluyendo, por supuesto, el impulso sexual) ¡esta generación ha de ser la más balanceada en la historia del mundo! Pero la verdad es todo lo contrario. Es lamentable cuando un joven o una joven casi tiene que disculparse porque es virgen. A los varones les acusan de ser «maricones», y a las muchachas de ser «monjas». En un caso una mujer le dijo a una chica virgen que «te tienes que curar», como si la virginidad fuera una enfermedad. Los varones sufren esta presión cuando los chicos se reúnen para hablar de sus «proezas sexuales». Es hora de que los creyentes se jacten de su pureza, recordando que el verdadero amor nace de un corazón puro (1 Timoteo 1:5).

MITO #3: «El sexo pre-matrimonial es natural y saludable, por lo tanto, no tiene consecuencias». Es un tema que bien podría llenar un libro, pero menciono sólo en forma de bosquejo que «todo lo que el hombre sembrare, eso también segará» (Gálatas 6:7).

El sexo fuera de los votos matrimoniales:

• Crea problemas sexuales dentro de un futuro matrimonio.

• Fomenta falta de confianza en la pareja en la mente de las personas que cometen el acto (2 Samuel 13).

• Facilita la posibilidad de algo que estamos viendo con más y más frecuencia, «una adicción sexual».

• Siempre existe el temor al embarazo.

• El contexto (tanto físico como emocional) en que generalmente se practica el sexo antes del matrimonio, lejos está de ser el ambiente de amor y ternura del sexo matrimonial. Por lo tanto, distorsiona el concepto de que eso puede ser el sexo como Dios lo diseñó.

• Hoy día hay que agregar las enfermedades transmitidas por el sexo impuro.

• Cuando los novios empiezan a tener relaciones sexuales o aun caricias profundas, el muchacho suele perder el aprecio por la personalidad de su novia y aquellas cualidades internas que perduran, y concentra su atención (quiérase o no) en el cuerpo y en el sexo. La mejor manera de imposibilitar la intimidad emocional de una pareja es comenzar con la intimidad física antes del matrimonio. La Biblia afirma que no es bueno que el hombre esté solo (Génesis 2:18). El Creador le dio una mujer por compañera (Malaquías 2:14). Algunos propósitos del matrimonio son el compañerismo, la comunión y la intimidad a fin de crear «una sola carne» (Génesis 2:24). Tal intimidad es una necesidad y el ser humano la busca porque le hace falta, pero lamentablemente muchos no la encuentran. En esta búsqueda de intimidad, por lo general el varón busca relaciones físicas antes de las emocionales. Por su parte, la mujer desea tener intimidad emocional antes de entregarse físicamente. Cuando el varón--por lo general es el muchacho, no la chica, quien apresura el contacto físico--acelera los roces y las caricias en el noviazgo, la muchacha acelera la búsqueda de la intimidad emocional. Esta intimidad emocional se hallará muy pocas veces una vez que hayan precipitado el contacto físico.

• «Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios» (Hebreos 13:4).

MITO #4: «La homosexualidad es aceptable siempre y cuando es natural para la persona (es decir, nació así). No existe esperanza alguna de que el homosexual cambie». Como líderes de la Iglesia, vamos a tener que enfrentar la cuestión de la homosexualidad y el lesbianismo más y más. El ambiente en que salen homosexuales es cada vez más común en la sociedad. Más que nunca tenemos que aferrarnos a lo que dice la Biblia y no a lo que dice la literatura existente sobre el tema. Saber que la homosexualidad es un pecado (no el pecado sino un pecado) le dará esperanza al que la práctica, porque para el pecado hay perdón y esperanza de cambiar. «...y esto eráis algunos...» (1 Coríntios 6:9).

MITO #5: «El amor (difícil de definir para el mundo, pero por lo general un sentir algo inesperado que sucede sin previo aviso) es la base para el matrimonio». Esto suena bien al juzgarlo a la ligera. Pero, ¡cuántas veces hemos escuchado en la sala de consejos «pero, hermano, lo(a) amo» como si esto contestara (y disculpara) una relación adúltera o diera licencia para un divorcio (con la idea de casarse con otro)! En ningún lugar la Biblia dice que el amor es la base para el matrimonio. En cambio, establece que el matrimonio es la base para el amor. Pablo dice: «...amad a vuestras esposas» (Efesios 5:25) en vez de «casaos con vuestras amantes». Esto no significa que uno no debe estar enamorado de su futuro cónyuge, sino que enfatiza la importancia de amar al cónyuge actual.

MITO #6: «La juventud moderna es más madura y está más preparada para el matrimonio en cuanto a los temas sexuales porque sabe de todo y porque muchos han experimentado el contacto sexual». Es muy cierto que la juventud actual sabe mucho más acerca del sexo que la juventud de mi época, pero ¿necesariamente significa que la hace más apta para disfrutar del sexo dentro del matrimonio? ¡Lo dudo! La mayoría de los chicos aprenden sobre los temas sexuales a través de conversaciones con los amigos, chistes subidos de tono, libros pornográficos o semi-pornográficos; en fin, de un ambiente totalmente fuera del contexto bíblico. La juventud, por lo tanto, sí sabe mucho del sexo--la mecánica--pero muy poco sobre cómo el sexo está relacionado con el amor. El reto es aún más grande: enseñar a toda una generación cómo el contacto físico encaja con el amor--dentro del matrimonio.

MITO #7: «La juventud es la que tiene problemas con la codicia, una vez casada cesa el problema». Es intrigante ver las clasificaciones de las películas: «para mayores de 18 años» como si la pornografía sólo afectara a los menores de 18 años. Probablemente la pornografía afecte más a los casados y a los que han jugado con el sexo que a los que son vírgenes. Un artículo dice:

«Varios son los que afirman, y hay evidencia para sostenerlo, que antes de que una persona experimente el acto sexual, sólo tiene curiosidad y deseos sexuales, pero una vez experimentado, comienza a tener pasión sexual. Es como si el acto sexual encendiera un motor que estaba apagado. Después de encenderlo, la persona batallará con la pasión sexual. Este es un fuerte argumento en contra de la masturbación y las relaciones prematrimoniales. Dios hizo que la pasión sexual se encendiera dentro del matrimonio, en donde hay posibilidad de satisfacerla». (Fui Violada, Apuntes Pastorales, Volumen II, número 4, diciembre 1984-enero 1985).

Nunca llegaremos a comprender cuánto y de qué manera la pornografía ha torcido la mente de los hombres. Cuando el varón codicia a las chicas en revistas pornográficas, en películas, y en la calle, diversifica su deseo sexual y pervierte sus relaciones sexuales matrimoniales. En cambio el deseo sexual de hombre que se mantiene fiel en mente y cuerpo, es semejante a muchos ríos angostos -- son profundos. Este hombre no malgasta su energía sexual con otras, sino que guarda todo para su esposa. La pornografía es una trampa, un callejón sin salida. Ofrece educar, promete «enriquecer la vida íntima» pero hace todo lo contrario. Destruye los pensamientos puros de un hombre hacia una mujer y provoca la codicia. La pornografía hace que la conciencia sea menos sensible al pecado sexual, y en forma progresiva cada vez se necesita más para provocar el mismo estímulo. Por lo tanto, muchos se enredan más y más en actos cada vez más pervertidos.

MITO #8: «No voy a tener el acto sexual (por temor al embarazo o a una enfermedad venérea) pero está bien hacer todo menos el acto en sí». En círculos cristianos es posible pensar que el coito es el pecado, pero que está bien practicar masturbación mutua, sexo oral, u otras caricias profundas. Vale la pena mencionar que ya he aconsejado a tres parejas que no han tenido relaciones sexuales (técnicamente hablando) pero la chica quedó embarazada de todas maneras. El propósito de las caricias es prepararse para las relaciones sexuales tanto emocional como fisiológicamente (por eso se llama el juego previo). Si durante el noviazgo se preparan para algo que no deben hacer hasta la noche de bodas, el resultado lógico es frustración sexual--a veces en los hombres hasta dolores intensos en los testículos. Peor todavía es alcanzar tal nivel de estimulación que cada vez se debe avanzar más en la profundidad de las caricias. Pablo declara: «Bueno sería al hombre no tocar mujer» (1 Corintios 7:1). La palabra «tocar» significa «encender o hacer que una cosa se inflame o arda».

La batalla se encuentra en la mente. Cuando los novios arden de deseo sexual, están transgrediendo los límites bíblicos. En el noviazgo ideal (¿existe tal cosa?), la intimidad emocional y el deseo de tener relaciones sexuales llegan a su cumbre el día de la boda. Es notable que la palabra «tocar» también tiene el sentido de «adherirse a algo». No solamente no es bueno tocar (inflamarse o excitarse sexualmente) mujer (que no sea su propia esposa), sino que tampoco es bueno adherirse a mujer ajena.

Además (vuelvo a tocar el tema de la intimidad) se puede decir que la relación sexual es «la intimidad máxima» y solamente dentro del contexto del matrimonio se puede desarrollar tal intimidad. Dentro de los votos matrimoniales será posible entregarse totalmente, sin vergüenza, sin tener que salir para ir a su propia casa, sin temor al embarazo (todo lo contrario), sin el temor de que uno terminará el compromiso. Dentro del matrimonio la pareja comparte todo: las finanzas, los niños, los quehaceres y la cama.

MITO #9: «Lo más importante es mi propia satisfacción». Es probable que 1 Juan 2:16 contenga el lema del mundo de todas las generaciones: «...todo lo que está en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida...». El mundo se forma de tres partes: deseos, deseos y vanagloria. Fuera del contexto bíblico, el tema del sexo se forma de los mismos elementos. No voy a dedicarle mucho espacio a este mito, pero dejemos que la Escritura hable por si misma. «El que tiene amor, tiene paciencia; es bondadoso y no envidioso; no es presumido ni orgulloso. No es grosero ni egoísta; no se enoja ni es rencoroso. No se alegra del pecado de otros, sino de la verdad» (1 Corintios 13:4-6, VP). «Que cada uno de nosotros agrade a su prójimo para su bien, para su edificación» (Romanos 15:2). «...por todos murió, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para Aquel que murió y resucitó por ellos» (2 Corintios 5:15). «No busquéis sólo vuestros propios intereses personales, sino también los intereses de los demás» (Filipenses 2:4). «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame» (Lucas 9:24). «La mujer no tiene autoridad sobre su propio cuerpo, sino el marido [no un novio]. Y asimismo, el marido no tiene autoridad sobre su propio cuerpo, sino la mujer» (1 Corintios 7:4).

Frente a esta avalancha de propaganda, la Iglesia de Cristo del nuevo siglo se prepara para la batalla armada con la verdad. El tema del sexo no puede ser tabú, no podemos ignorarlo, nos está invadiendo estrepitosamente. Es hora de sacar este tema de las conversaciones en los pasillos y los baños y ponerlo en el contexto apropiado, la Biblia, la familia y la iglesia, para que tanto los jóvenes como los adultos podamos vivir con la conciencia transparente y en victoria. Es imprescindible que la iglesia presente la alternativa bíblica, no solamente condenando (es correcto hacerlo cuando sea necesario) sino también enseñando la belleza del sexo marital.

A continuación, sugiero ciertos temas que considero necesario estudiar para la Iglesia en el nuevo siglo.

1) La Codicia.

a) ¿Qué es la codicia?

b) ¿Cómo distinguir la codicia de la atracción natural al sexo opuesto?

c) Pasos prácticos para vencer la codicia.

2) El propósito divino para las relaciones sexuales.

3) El noviazgo.

a) ¿Es bíblico el noviazgo?

b) ¿Es anti-bíblico el noviazgo?

c) El contacto físico durante el noviazgo ¿hasta qué punto es bueno?

d) Cómo evitar la fornicación durante el noviazgo.

4) La Masturbación

a) ¿Es pecado?

b) Pasos prácticos para vencer la masturbación.

5) El aborto

6) La planificación familiar

7) Maneras no físicas de expresar amor entre un hombre y una mujer.

8) Los peligros de la pornografía.

9) El mundo

a) ¿Cómo se define?

b) ¿Por qué es tan atractivo?

c) Pasos históricamente ineficaces para vencer el mundo.

d) Basado en 1 Juan 2:12-14, cómo vencer el mundo.

10) ¿Qué hacer cuando el novio (o la novia) quiere acelerar el contacto físico?

11) La soltería

12) Las ventajas de la virginidad y las consecuencias del contacto físico antes del matrimonio.

13) Los pasos para restaurar a los caídos.

14) Cómo tener conversaciones durante el noviazgo sin tener que tener contacto físico o entrar en temas acerca de la sexualidad (las características de una buena conversación).

15) Las diferencias entre varones y mujeres con relación al impulso sexual.

16) Cómo hablar a los niños acerca del sexo.

Hace poco, un gran amigo mío fue invitado a dar una conferencia sobre la familia. Quedó en hablar a la juventud por la tarde sobre los temas relacionados al sexo y noviazgo. A la reunión de los jóvenes llegaron casi todos los adultos de la Iglesia. La razón es sencilla: los adultos no saben cómo tratar estos temas con claridad, Biblia en mano.

Tomado del blog de Justin Taylor:

David Brooks, escribiendo para el New York Times, dice lo siguiente:

El 17 de octubre de 1989, un fuerte terremoto con una magnitud de 7,0 sacudió la zona de la bahía en el norte de California. Sesenta y tres personas murieron. Esta semana, un gran terremoto, también con magnitud de 7,0, ocurrió cerca de Port-au-Prince, Haití. La Cruz Roja estima que entre 45.000 y 50.000 personas han muerto.

Esta no es una historia de desastres naturales. Esta es una historia de la pobreza. Es una historia sobre la deficiente construcción de los edificios, la mala infraestructura y lo terrible de los servicios públicos. El jueves, el presidente Obama dijo al pueblo de Haití: "Ustedes no serán abandonados. Ustedes no serán olvidados." Si él va a seguir siendo fiel a esa promesa, va a tener que usar esta tragedia como una oportunidad para repensar nuestro enfoque de la pobreza mundial. Él va a tener que reconocer algunas verdades difíciles.

Éstas son las cuatro difíciles realidades que Brooks identifica:

(1) No sabemos cómo usar la ayuda para reducir la pobreza, (2) la Micro-ayuda es vital, pero insuficiente; (3) es hora de poner el espinoso tema de la cultura en el centro de los esfuerzos para combatir la pobreza mundial, (4) es hora de promover el paternalismo dirigido localmente.

Pueden leer el artículo completo aquí.

Las diversas interpretaciones de la profecía en el primer siglo del judaísmo sirven para infundir cautela en las modernas interpretaciones de profecía. El principal mensaje del Nuevo Testamento es que la esperanza de Israel se cumple en Jesús (Mr 1:15, 1Co 10:11, Heb 9:26, 1P 20), y es exactamente este punto crítico que muchos líderes judíos, a pesar de su lectura minuciosa de la profecía, fracasaron en reconocer. Esfuerzos recientes para utilizar la profecía bíblica para describir con precisión cómo y cuando se cumplirán los acontecimientos del fin del mundo, puede que también demuestren estar tan equivocados como aquellos de los intérpretes del primer siglo.

Biblia de Estudio NVI Arqueológica, Vida (2009), p. 1892

imageLas personas se ofenden ante la primera declaración del Evangelio, que es que no se  reconocen divisiones ni distinciones en la casa de Dios. No importa lo que seas fuera de este edificio, cuando entras aquí eres exactamente igual que todos los demás. Por cierto, ese es el motivo por que pertenezco a la Iglesia Libre. En la Iglesia de Dios no hay cabeza humana. Solo hay un rey en la Iglesia, es el Rey Jesús. Aquí no hay distinciones ni divisiones. Pero eso no nos gusta, vivimos con esas cosas, estamos muy acostumbrados a ellas, y cuando nos enfrentamos a esto que es completamente opuesto a todo lo que creíamos y en lo que nos gloriábamos, nos echamos atrás, nos sentimos tristes y enojados.

En la Iglesia de Dios no hay distinciones ni divisiones por cuestiones de nacimiento o trasfondo, raza o categoría social; todo ello es completamente irrelevante. Paralelamente, en la casa de Dios no hay divisiones ni distinciones o categorías especiales debido al intelecto. Puedes ser el genio más grande del mundo; no importa, cuando vienes aquí eres como todos los demás, estás en la misma situación que el más grande de los necios en el plano intelectual. Puedes ser alguien erudito y con grandes conocimientos, pero no supone la más mínima diferencia cuando atraviesas esa puerta, no te proporciona nada. Entras exactamente igual que si no conocieras nada, exactamente en la posición del ignorante más absoluto.

De la misma forma, no hay distinciones en función del comportamiento moral de uno y su conducta en el pasado. Puedes ser un dechado de virtudes, pero no te servirá de nada aquí, te enojará escuchar este Evangelio porque te dirá que toda tu justicia es trapo de inmundicia y que estas exactamente en la misma situación que el pecador mas disoluto que acaba de llegar de la calle.

¡No hay diferencia alguna! Ese es el mensaje del Evangelio cristiano. Aquí no hay casos especiales, y eso es lo que tanto enfurece, por eso les disgusta a las personas y se enojan. No hay casos especiales. Ninguno en absoluto.

Martyn Lloyd-Jones, Sermones Evangelísticos, Editorial Peregrino (2003), p.107,108

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Hay muchos que hablan del amor de Dios confiando en lo que denominan el camino divino de salvación, que parecen pensar que eso significa que pueden seguir viviendo como les plazca mientras crean en Dios y en su Hijo Jesucristo. Dios ofrece liberarnos en Cristo no para que prosigamos en el pecado, sino más bien para que seamos liberados de él. “No erréis (dice S. Pablo a la iglesia de Corinto); ni los fornicarios, ni los idólatras, ni lo adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones […] heredarán el reino de Dios” (1 Corintios 6:9-10).

El cristiano no es meramente alguien que cree que Cristo murió por él, es alguien que muestra que lo cree viviendo una vida que demuestra que odia el pecado que llevó a su Salvador a la muerte cruel en la Cruz para expiar sus pecados. Aceptar el ofrecimiento de liberación de Dios implica aceptar las condiciones de Dios con respecto a la vida subsiguiente que se vivirá.

Martyn Lloyd-Jones, Sermones Evangelísticos, Editorial Peregrino (2003), p.163

"Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús porque él salvará a su pueblo de sus pecados... He aquí una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros"

(Mt.1.21,23)

clip_image002[5]¿Salvar? ¿No entiendo de qué me va a salvar? decimos muchos de nosotros. Si no lo has entendido hasta ahora permíteme hacerte una breve explicación.

Emilio Durkheim en su libro “El Suicidio” acuñó la palabra “anomia” como un término que parecía un neologismo pero que ya aparecía en la Biblia y que puede traducirse "sin ley". El autor clasificaba así a la sociedad en crisis que ya no respeta las normas y que por lo tanto está en un proceso de desintegración que hace que se pierda de vista el significado del bien y el mal. Jesucristo vino, en primer lugar, para restaurar el principio del pacto en nuestras vidas. Para eso debe perdonarnos nuestras faltas cometidas cuando estábamos al margen de la ley. Este perdón no es gratuito, El lo pagó en la cruz por nosotros. Y en segundo lugar, nos da la oportunidad de restaurar nuestra relación perdida con Dios. Sencillamente, Jesucristo vino para ordenar la casa y dejar las cosas como eran en el principio.

¿Cómo podemos hacerlo?

Pues, dejando las justificaciones y las apariencias para presentarnos como somos delante de Dios en arrepentimiento y disposición para que Él y sólo Él nos indique el camino nuevo por el que debemos andar.

El primer mensaje del Señor no fue una invitación a la filantropía o a un servicio religioso. Sus primeras palabras fueron: “... Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mt.4.17). El Señor Jesucristo vino a salvarnos de nuestra desintegración anímica producto de nuestro abandono moral. Así, Él nos demuestra que somos valiosos al darse Él mismo por ti y por mí. Pero hay algo más importante todavía: Él deseó la restauración de nuestra dignidad al darnos la segunda oportunidad de volver sobre nuestros pasos, vindicar el pacto, y caminar con Él como debió haber sido desde el principio. Es una acto de confianza de Dios para con nosotros, que sólo podremos devolverle con confianza. La entrega de Jesucristo por nosotros sólo puede ser respondida con nuestra entrega personal.

“Así que nos regocijamos en la esperanza de alcanzar la gloria de Dios. Y no sólo en esto, sino también en nuestros sufrimientos, porque sabemos que el sufrimiento produce perseverancia; la perseverancia, entereza de carácter; la entereza de carácter, esperanza.” Romanos 5:2b-5 (NVI)

A muchos de nosotros se nos enseñó desde que nos convertimos a la fe cristiana, a como orar cuando nos encontramos en distintas pruebas y problemas. Se nos instruyó a orar con consistencia, doblando rodillas, y haciendo un sin número de ayunos, mientras manteníamos firme nuestra fe, para que de esta manera Dios quitara de en medio de nosotros los problemas, enfermedades y vicisitudes que nos afectaban.

Ciertamente orar a Dios para que nos libere de nuestros problemas y sufrimientos no tiene nada de malo. De hecho, es bíblico presentar nuestras situaciones y problemas a Dios para que nos ayude a enfrentar los mismos. Los salmos son una muestra de los clamores que presentaba el rey David a Dios, y como Dios era para el su refugio, escudo y salvación.

Pero mi reflexión en la mañana de hoy gira en torno a la pregunta de, ¿cuántos de nosotros, adicional a orar a Dios para que nos libre de nuestros sufrimientos, le damos gracias a EL por ellos?

Pablo en este verso de su carta a los Romanos dice que el se gloría en la esperanza que tiene de alcanzar la Gloria de Dios, la cual es producto de haber sido justificados por la fe puesta en Jesucristo (como leímos en nuestro devocional del día de ayer), pero que no solo eso, sino que también se gloría en los sufrimientos que padece porque sabe que los mismos producirán en el la perseverancia que el necesita para continuar en los caminos del Señor. Y que dicha perseverancia a su vez, producirán luego entereza de carácter, y esta a su vez esperanza.

Hermanos, la próxima vez que nos encontremos en alguna situación que no entendamos y que esté produciendo dolor y sufrimiento a nuestras vidas, antes de gritar a Dios por nuestra liberación de los mismos, hagamos una pausa, bajemos nuestra cabeza, doblemos nuestras rodillas y digámosle a Dios: “Gracias Señor por enviarme estos sufrimientos, porque son una muestra de que tú piensas en mi y que mi vida no te es ajena. Tú me envías estos problemas para producir en mi vida perseverancia, entereza de carácter y esperanza, las cuales necesito para ser un testigo fiel tuyo en este mundo entenebrecido”.

Esto no es masoquismo hermanos, sino reconocer que nosotros somos siervos de Dios y que por lo tanto, es nuestro Señor quien determina nuestro presente y futuro.

“Por tanto, habiendo sido justificados por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.” Romanos 5:1 (LBLA)

Mientras la Iglesia Católica Romana continúe insistiendo en que nuestra justificación ante Dios es obtenida mediante la obra redentora de Jesucristo en la cruz, más que sin embargo, este sacrificio de nuestro Señor no es suficiente para salvarnos, sino que algunas obras meritorias de nuestra parte son necesarias, seguirá chocando con la verdad pura y simple del evangelio de Jesucristo mostrado en la Biblia.

Este verso nos muestra claramente que la paz con Dios es obtenida como consecuencia de nosotros haber sido justificados ante de Dios, y que esta justificación es el resultado de nosotros haber creído en la obra redentora de Jesucristo en la cruz.

- ¿A qué te refieres con Paz con Dios?

- A que Dios ya no está airado contra nosotros. El ya no está en guerra contra nosotros por nuestros delitos y pecados, sino que debido a que hemos sido perdonados por EL, ya nos considera parte de su familia.

- ¿Y a que te refieres con Justificación?

- Definido de manera simple, la justificación es el acto por medio del cual Dios nos considera justos delante de EL y nos libera de la condenación que acarreábamos como consecuencia de nuestras desobediencias y pecados.

- Esta es la gran sencillez y a la vez alegría del Evangelio de Jesucristo. Que Dios se ha acercado a nosotros y ha hecho todo lo necesario para que el hombre encuentre paz con EL. Solo se nos requiere CREER.

Los seres humanos somos un gran enigma. Si se nos hubiera dicho en la Biblia que para nosotros poder alcanzar la justificación (ser hallados justos ante Dios) tuviéramos que realizar un sin número de actos heroicos, sacrificios, penitencias, renuncias, y otras cosas por el estilo, hubiéramos gritado a Dios reclamándole que su listado de requisitos era demasiado alto para ser alcanzado.

Pero ahora que se nos ha dicho que dicha justificación ante Dios se logra simplemente por la fe en la obra redentora de Jesucristo (su muerte y resurrección), y no por alguna obra meritoria de nuestra parte, decimos que eso es demasiado simple para ser verdad. No aceptamos que algo de tan gran valor se nos sea otorgado GRATUITAMENTE. Necesitamos sentirnos que nos lo hemos ganado. Que hemos pagado un precio por el. Que somos merecedores de tan gran privilegio!

Me gusta como este verso se lee en la versión Castilian de la Biblia:

Ahora que Dios nos ha declarado justos por haber creído en sus promesas, podemos disfrutar de verdadera paz con él merced a lo que nuestro Señor Jesucristo hizo en nuestro favor.”  Romanos 5:1 (Castilian)

Entonces, volviendo a nuestra pregunta inicial, ¿Que necesitamos para obtener paz con Dios?

- Haber sido encontrados justos ante El.

- ¿Y qué necesitamos hacer para ser encontrados justos ante El?

- Haber creído en la obra redentora de Jesucristo mostradas en su muerte y resurrección.

- ¿Solamente eso?

- Si.

- ¿No necesito entonces hacer otras obras para ganarme este favor de Dios?

- No.

Antes que nada, se que no todo el mundo estará de acuerdo con la posición de John Piper sobre el tema de Halloween. También se que ni mi esposa, ni mi pastor, ni mi amigo Joel Quezada, están de acuerdo con el, pero quiero compartir mi alegría al enterarme de que en este tema (Halloween), John Piper y yo estamos sincronizados.

Aquí va el video:

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Cuando inicie este blog a mediados del año 2008, uno de mis deseos era publicar reseñas de los libros que iba leyendo, pero una vez hice la primera me di cuenta que no me gustaba hacerlas. Preferí dejar ese trabajo a personas como Tim Challies que lo hacen de manera excelente. No obstante, hoy quiero romper mi regla de que nunca más haría reseñas de libros, para hacer una breve crítica sobre el libro de John MacArthur titulado “Safe in the arms of God: Truth from heaven about the death of a child” (Seguros en los brazos de Dios: Verdad desde el cielo acerca de la muerte de los niños).

Desde que me inicie en el mundo de la lectura hace alrededor de 6 años (antes de eso solo leía los materiales que eran requeridos por el trabajo, universidad y demás) John MacArthur se convirtió en uno de mis autores preferidos. El fue el autor que Dios utilizó para mostrarme que yo de Biblia no sabía nada, o por lo menos, que algunas de las que doctrinas bíblicas que conocía no tenían base bíblica sino que estaban basadas en teorías y experiencias personales de algunos maestros bíblicos (se me pusieron los pelos de punta al leer en su libro “Equipados para la Batalla una exposición correcta del pasaje encontrado en Mateo 16:19 que en muchos círculos es utilizado para enseñar doctrinas de guerra espiritual, cuando el texto no tiene nada que ver con eso, sino con la disciplina en la iglesia). También fue John MacArthur el autor que Dios utilizó para mostrarme lo que significaba nuestra plenitud en Cristo mediante una exposición del pasaje de Colosenses 2:9-10 en su libro titulado “Our Sufficiency in Christ”, lo que luego me ayudaría significativamente al momento de enfrentar la muerte de mi padre.

De esta manera, tengo un gran aprecio y respeto por John MacArthur. Ciertamente no estoy de acuerdo con todas sus posiciones teológicas, especialmente aquellas que tienen que ver con algunos de los dones espirituales donde el posee una posición cesacionista (movimiento que entiende que algunos de los dones del Espiritu Santo, como las lenguas, los milagros y sanidades cesaron luego de la era apostólica). No obstante, nuestras diferencias en estos temas no afectan en nada en que el sea uno de mis autores preferidos y uno de los pocos autores y comentarista de los cuales quiero llenar mi biblioteca.

Su libro “Safe in the arms of God” no es distinto a sus demás libros. Utiliza toda la base bíblica disponible sobre el tema para mostrar en sus 171 páginas que los niños, como los adultos que debido a alguna deficiencia mental no pueden discernir entre el bien y el mal, experimentan la salvación al morir por elección divina.

El único inconveniente que le veo al libro es que al tratarse de un tema donde no hay muchos pasajes bíblicos que lo traten, uno se siente como que la conclusión el autor la saca halándola por el moño (como decimos en República Dominicana), es decir, algo forzada. No obstante, tres cosas me convencieron de que su posición sobre la salvación de los niños es real y bíblica:

1. Jesús dijo que de los niños es el reino de los cielos (Lucas 18:16).

2. Al mirar la historia de Israel camino a la tierra prometida, podemos observar que Dios le negó la entrada a los israelitas luego de su incredulidad a la promesa de Dios, prefiriendo escuchar el reporte negativo de los que fueron a inspeccionar la tierra. Las únicas personas que si entraron a la tierra prometida, por elección de Dios, fueron Josué, Caleb (los únicos dos que dieron un reporte positivo sobre la inspección de la Tierra Prometida, creyendo que Dios les había dado la tierra aun en medio de los gigantes), y los niños hijos de los Israelitas que perecieron en el desierto. Esto muestra que Dios consideró a los niños inocentes por las acciones de incredulidad de sus padres, permitiendo que disfrutaran de SU promesa (Deuteronomio 1:39).

3. Ningún pasaje de la biblia muestra que el hombre es condenado por haber nacido con una naturaleza caída, sino como consecuencia de sus obras pecaminosas, las cuales son producidas por dicha naturaleza. La salvación es completamente por gracia, apartada de las obras. La condenación es completamente por las obras, apartada de la gracia.

Por la misericordia de Dios nunca ha perdido a un hijo, pero es un tema que me interesaba conocer por dos razones. La primera, para conocer que sucede con los niños al morir y la segunda, para poder dar palabras de aliento a aquellas personas que conozca que se vean enfrentando un momento tan doloroso como este.

Le recomiendo este libro si usted es un padre o una madre que ha perdido un hijo a temprana edad, o si como yo, le interesa conocer que dice la Biblia sobre el tema.

 

Continuando con la trilogía de escritos de nuestro hermano José Mendoza sobre “el trabajo”, aquí les entrego algunas citas tomadas del tercero de sus escritos titulado “La Contribución Laboral: Más allá de la Oficina. Una Perspectiva Bíblica Olvidada de la Misión Cristiana y el Mundo Laboral”. Si le interesa leer el material completo, por favor déjeme saber para enviarle una copia por correo electrónico.

“Yo simplemente señalo que la cruz debe ser levantada otra vez tanto en el centro de la ciudad como en la torre de una iglesia. Yo estoy reivindicando el hecho de que Jesús no fue crucificado en una catedral entre dos velas, sino en una cruz entre dos ladrones; sobre una pila de basura amontonada de la ciudad; en un cruce de caminos tan cosmopolita que ellos tuvieron que escribir su titulo en hebreo, latín y griego... en una clase de lugar donde los cínicos hablan obscenidades, los ladrones maldicen, y los soldados apuestan. Allí es donde él murió. Y esa es la razón por la que él murió. Y allí es donde los creyentes deberían estar, y es allí donde deberían estar trabajando.

George MacLeod

Mientras más profundamente nosotros entremos al Santuario, así también más profundamente debemos penetrar en el mundo.

L. Floor.

El pueblo del Reino busca primeramente el Reino de Dios y su justicia; los religiosos usualmente ponen el trabajo de la iglesia por sobre las preocupaciones por justicia, misericordia y verdad. Los religiosos piensan acerca de cómo llevar más gente a la iglesia; el pueblo del reino piensa como llevar a la iglesia al mundo. A los religiosos les preocupa que el mundo pueda cambiar a la iglesia; el pueblo del Reino trabaja para ver a la iglesia cambiando al mundo.

Howard Snyder

Nosotros hemos sido formados tradicionalmente bajo la dicotomía entre lo profano y lo sagrado. Los sufrimientos de la sociedad y la falta de esperanza en los sistemas políticosociales de Latinoamérica han servido para generar una profunda separación entre lo que la gente hace y cree en la iglesia y lo que hace y piensa en el mundo. Las “cosas” del mundo aparentemente no tienen esperanza y deben darles la espalda a ellas. Lo sagrado o celestial debe ser fortalecido, pero sin que tenga contacto con la vida mundana para no contaminarse con la corrupción imperante. Esta fuerte separación teológica nos obliga a terminar percibiendo nuestra participación en el mundo sólo a través del buen testimonio, la adoración pública y la evangelización verbal. Tendemos a que nuestros discursos religiosos habituales sean ajenos a las circunstancias por temor a “secularizarlos,” quitándonos la posibilidad de ser bendición justamente allí ‘donde las papas queman’. Nos hemos conformado con “declaraciones religiosas” inocuas antes que con “acciones de fe.” Aunque parece estar fuera del ámbito de lo “sagrado”, el trabajo ha sido y continuará siendo una condición fundamental de la integridad de la existencia humana.

José Mendoza

Una de las cosas que más me preocupan dentro de la Iglesia Cristiana en América Latina es su agenda tan extraña y separada de la realidad. Como Iglesia, nosotros hemos estado casi totalmente ausentes en los momentos más dramáticos, dolorosos, y controversiales de nuestra historia reciente. La base teológica de este problema radica en la visión dualista de una realidad en la que no convergen la espiritualidad con la realidad. Como resultado, las enseñanzas de la iglesia no están relacionadas con los difíciles momentos que el pueblo Latinoamericano atraviesa, sino con una visión más periférica y sumida en asuntos religiosos que tímidamente intentan ofrecer una alternativa de vida. Esta dicotomía sacro-secular promueve un Evangelio demasiado individualista que refuerza la idea de una muy privada y excluyente relación con Dios. Las responsabilidades comunitarias o sociales son vistas como un compromiso secundario y hasta peligroso para los creyentes. Algunas organizaciones religiosas tímidamente participan en la agenda del país, pero sólo desde el punto de vista religioso-institucional y con mucha oposición de parte de las iglesias.

José Mendoza

Para nosotros debe estar sumamente claro que no existe ninguna parte de la existencia humana que esté ajena a los intereses de Dios, y, por lo tanto, fuera del servicio Cristiano. El oponernos al mal en este mundo (en todas sus formas evidentes y sutiles) es una obligación interpuesta por nuestra fe, por nuestro encuentro con Dios. Creo que ha llegado el momento en que debemos empezar a desafiar la validez de nuestra espiritualidad no por nuestra satisfacción interior o por nuestras excepcionales experiencias religiosas, pero por nuestro genuino servicio al mundo.

José Mendoza

La “Imago Dei” es un poderoso fundamento teológico que nosotros debemos re-evaluar correcta y permanentemente para evitar errar al blanco. Nosotros no sólo somos siervos de nuestra Iglesia o denominación, pero también siervos de la humanidad entera. Es una verdadera blasfemia permitir que otros seres humanos sean tratados injustamente porque esta actitud deniega el sagrado valor de una persona creada a la imagen e Dios. Seguir al Señor nos obliga a recordar que Dios nos obliga a imitarle y esta imitación nos lleva a actuar con la consideración de Dios. Al mismo tiempo, nuestra comunidad de fe tiene que ser un lugar donde nosotros, y todos los demás, podamos disfrutar de amor y fraternidad.

José Mendoza

Para ser efectivos testigos y sirvientes, nosotros tenemos que estar donde está la gente, esto es, en el mundo del diario vivir, en el centro de trabajo, en la escuela, en la universidad, en los comercios, en el vecindario. Nosotros debemos desarrollar nuestro Cristianismo siguiendo el consejo de Paul Stevens quien dice que, “[Esto tiene que ver con] la posibilidad de santidad para la gente común y corriente en la médula de la vida, justo en el centro de la existencia y no sólo en el calmo perímetro.” El mismo autor nos vuelve a proponer el mismo desafío: “La verdadera espiritualidad es mucho más subversiva que las actividades religiosas. Ésta se mete en el mismo centro de nuestras vidas, empujándonos a encontrar a Dios aquí en la tierra en vez de arriba en el cielo.”

José Mendoza

Continuando con la trilogía de escritos de nuestro hermano José Mendoza sobre “el trabajo”, aquí les entrego algunas citas tomadas del segundo de sus escritos titulado “La Carrera: Más allá de Uno Mismo. ¿Dónde está Dios cuando Trabajamos?”. Si le interesa leer el material completo, por favor déjeme saber para enviarle una copia por correo electrónico.

“Algunos piensan que la caída del hombre propició la condenación del trabajo o que el trabajo apareció de repente como una maldición producto del pecado de los primeros padres. Sin embargo, Adán y Eva ya trabajaban antes de la caída, y Dios no condenó la capacidad trabajadora del hombre, sino que estableció en el trabajo una cuota de sacrificio y sufrimiento que no había tenido hasta ese momento. Lo que es evidente es que el “sudor de la frente” no le ha impedido a ninguna generación el seguir transformando la creación con sus trabajos.”

“Debemos tener cuidado en pensar que el trabajo sólo tiene como fruto el bien material al que le hemos dedicado tiempo y esfuerzo. Para nosotros los cristianos el trabajo no sólo es recompensado con el salario o la perfección del producto terminado, sino también por la razón que nos lleva a trabajar y por el efecto que el trabajo produce en nuestro carácter, nuestra alma, espiritualidad, familia y entorno. Cuando Job pierde de repente todo lo trabajado producto del juicio divino, lo que le quedó indemne fue su carácter. Fue ese carácter justo el que le permitió acumular esa inmensa riqueza, pero también fue ese carácter el que le permitió decir cuando ya vio que lo había perdido todo, “Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo he de partir. El Señor ha dado; el Señor ha quitado. ¡Bendito sea el nombre del Señor!” (Job 1.20).”

“Yo he escuchado a muchos cristianos profesionales quejarse de no poder desarrollarse espiritualmente por lo ocupado de sus agendas de trabajo o por lo difícil del mundo laboral. Muchos de ellos piensan que necesitan de algún tipo de retiro espiritual, alejándose del mundanal ruido y de las presiones del trabajo para poder crecer espiritualmente. Sin embargo, yo quisiera presentarles dos casos de la Escritura en donde Dios se ocupó de utilizar el espacio laboral como una oportunidad para manifestarse. Nuestros dos trabajadores son Gedeón y Pedro. Lo primero que quisiera resaltar es que cuando Gedeón y Pedro se encontraron con el Señor no estaban pasando por un período de retiro espiritual en algún lugar sagrado y apartado especialmente con tal propósito. Gedeón recibió la visita del Señor mientras estaba trabajando trillando el trigo. Pedro estaba reparando las redes después de una larga faena de pesca. Yo me pregunto, ¿si es que Dios tuviera que decirnos algo muy importante, esperaría que vayamos al retiro anual de fin de semana o nos buscaría donde nos puede encontrar todos los días? ¿Si es que Dios quisiera observarnos para ver nuestra calidad personal y nuestras habilidades, el lugar más indicado para hacerlo no sería nuestro centro de trabajo?”

“Es bastante errado el pensar que el Señor nos está observando únicamente desde nuestras actividades espirituales o religiosas. La verdad de las cosas es que Él está considerándonos desde todos nuestros ángulos porque para el Señor no hay lugar que no le pertenezca ni tampoco hay espacio en nuestra vida que no lo reclame como suyo.”

“Lo que puede quedar en claro de esta breve semblanza del trabajo en la Biblia es que Dios no es ajeno a nuestro trabajo y que la próxima vez que nos preguntemos, ¿dónde está Dios cuando trabajamos? Lo mejor será responder, “aquí conmigo, compartiendo mi trabajo porque finalmente todo lo que hago también le pertenece”.

Algunas citas tomadas del primero de una trilogía de artículos escritos por José Mendoza sobre “el trabajo”. Si le interesa leer el material completo por favor déjeme saber para enviarle una copia por correo electrónico.

“No hay duda que la sociedad contemporánea en general, a pesar de todas las desigualdades, es la que más beneficios ha sacado de su trabajo, pero también es la que más ha desgastado y desvalorizado su significado.”

José Mendoza

“El trabajo es indudablemente una de las más decisivas experiencias formadoras del carácter y la personalidad.”

E.F. Schumacher

“Hoy por hoy, nuestra visión del trabajo gira increíblemente en torno a gustos o sentimientos, habilidades, talentos, intereses materiales y personales. Ser doctor, ingeniero, abogado o chef ya no está directamente relacionado con la salud de los pacientes, la seguridad de los usuarios, el trato justo para nuestros clientes o el placer de nuestros comensales. Nuestras carreras tienen que primeramente ver con nosotros y con el máximo provecho que podamos obtener de ellas. Hablar, por ejemplo, de seguir una “carrera de servicio” es mencionar un minúsculo grupo de profesiones que no tienen mayor brillo social y menos buena remuneración, aunque al parecer son las únicas que tienen como objetivo el beneficio de la comunidad como primer objetivo.”

José Mendoza

“Para Lutero la vida cristiana es una sola y ésta debe ser vivida en el lugar en donde uno está establecido. Para él no hay dicotomías entre sagrado y secular y tampoco la vida laica puede ser considerada inferior en términos espirituales a la de los religiosos profesionales. Las obligaciones laborales también están bajo la esfera divina y deben someterse en obediencia al Señor y son para su gloria. Lutero rodeó de espiritualidad a las tareas seculares de los laicos, y Calvino le puso la pasión y el objetivo cristiano. Para Calvino el trabajo no sólo era un instrumento de servicio a la sociedad, sino que era también la obligación a ser siervos de Dios en el mundo de acuerdo al llamado (o vocación) que también viene de Dios.”

José Mendoza

“Actúen de acuerdo con la dignidad del llamado de Dios. ¡No más pereza! ¡Todo lo que te viniere a las manos para hacer, hazlo según tus fuerzas! ¡No más pérdida de tiempo! ¡Corta con todo gasto en moda, caprichos, las cosas que la carne demanda! ¡No más codicia! ¡Más bien, emplea todo lo que Dios te ha confiado, en hacer el bien, todo el bien posible, en cada manera y nivel posible a la familia de Dios y a todos los hombres! Esto no es una parte pequeña de la “sabiduría de los justos.” Da todo lo que tienes, tanto como todo lo que tú eres, como un sacrificio espiritual a aquel quien fue capaz de dar a su propio Hijo, su único Hijo...”

John Wesley

“Cuando menos se dieron cuenta, los cristianos volvieron a predicar un mensaje que sólo resonaba en las bóvedas de sus hermosos templos sin que tuviera el mayor eco en el exterior. De la salvación integral se pasó a resaltar sólo la salvación eterna. De un ministerio eclesial que buscaba restaurar al ser humano en integridad, se pasó solamente a creer que sólo se debía restaurar su alma. De una iglesia que era trascendente los siete días de la semana pasó a ser una iglesia de domingo, de feriado y de retiro, irrelevante de lunes a viernes en horario de oficina.”

José Mendoza

“Cuando nosotros vamos a trabajar, muchos sentimos como que Dios se queda en el estacionamiento, que no se baja del auto y del bus, o que simplemente se queda en la casa o dentro de las cuatro paredes de la iglesia esperando vernos nuevamente al domingo siguiente.”

José Mendoza

Un consuelo bíblico para los padres que han perdido a sus hijos a temprana edad:

No existe un lugar en la Escritura donde se muestre que una persona sufra la sentencia de condenación sobre la base de otra cosa que no sean sus propios actos pecaminosos, incluyendo el acto pecaminoso de la incredulidad (una consciente, voluntaria, y deliberada elección de no creer). Además, Dios no culpa a las personas de pecados hasta que los mismos no se hayan cometido.

La salvación es completamente por gracia, apartada de las obras. La condenación es completamente por las obras, apartada de la gracia.

En ningún lugar las Escrituras enseñan la condenación infantil. Más bien, cada referencia bíblica, ya sea indirecta o directa a la cuestión de los infantes y los niños que mueren nos dan razones para creer que los mismos van inmediatamente a la presencia eterna de Dios.

No puedo sino concluir que nuestro Señor recibe libremente a todos los que mueren en la infancia, no sobre la base de sus propias inocencias o dignidad, sino que por su gracia los hizo suyos a través de la expiación comprada en la cruz. Esta experiencia salvadora para los pequeños está basada en la absoluta soberanía de nuestro Señor y en su completa gracia.

Sí, los niños son pecadores por naturaleza. Los bebés no están exentos de una naturaleza pecaminosa, sin embargo, si lo están de obras pecaminosas.

Sí, los niños necesitan de un Salvador.

Sí, Dios ha provisto un Salvador para ellos, Jesucristo.

Sí, todos los niños que mueren antes de llegar a un estado de conciencia moral y de culpabilidad en la que ellos entienden su pecado y su corrupción, de modo que sus pecados sean hechos de manera deliberada, se encuentran guardados eternamente por Dios a través de la obra de Jesucristo. Se cuentan cómo elegidos por decisión soberana, porque son inocentes de pecado voluntario, de rebelión, y de incredulidad, obras por las que serían justamente condenados al castigo eterno.

... Su hijo que murió antes de nacer, al nacer, o como un niño demasiado joven para comprender la distinción entre el bien y el mal está realmente seguro en los brazos de Dios, eternamente seguro en su amor y gracia.

John MacArthur, Safe in the Arms of God, Thomas Nelson (2003), pp. 89-90

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