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La Vida Cristiana: Una banqueta de tres patas

Hace muchos años, un hombre sabio me explicó que la vida cristiana es como una banqueta de tres patas, que sólo se mantiene si cada una de dichas patas está en su lugar. A esas tres patas las llamaba D (doctrina), E (experiencia) y P (práctica).

Doctrina. Se refiere a la verdad y la sabiduría que podemos recibir constantemente de Dios mediante el estudio de la Biblia, la meditación basada en ella (aclárese que no son lo mismo) y el ministerio de la Palabra bíblica.

Experiencia. Significa la polifacética comunión con Dios a la cual conducen la verdad y la sabiduría divinas cuando las aplicamos a nuestras vidas: la fe, el arrepentimiento, el sentimiento renovado de pecado, el gozo restaurado de la salvación, la congoja por nuestro fracaso reiterado en cuanto a ser todo aquello que quisiéramos ser por Cristo, la tristeza que sentimos ante las necesidades y la aflicción de los demás mientras oramos por ellos, así como nuestro deleite cuando otros son bendecidos. E incluye asimismo: los momentos de firme seguridad y vehemente deseo del cielo, las nuevas lecciones aprendidas acerca de la operación de Dios por medio del dolor y la angustia del sufrimiento, el miedo de llegar a ser, después de todo, un hipócrita inconverso, la conciencia más profunda de la realidad de Dios que produce el intercambio sincero con otro creyente, la vívida sensación de la proximidad de Cristo que obtenemos a través de la alabanza colectiva y, particularmente, de una seria participación de la Santa Cena, etcétera…

Práctica. Implica una dedicación vigorosa a obedecer la verdad y seguir la senda de la sabiduría en las relaciones personales, la administración diaria de la propia vida, la participación en la vida familiar, el compromiso con la iglesia, el papel que desempeña en la comunidad, el trabajo con el que se gana la vida, etcétera…

La enseñanza en cuestión es cierta. Un cristiano que se queda corto en D, E o P tiene ineludiblemente problemas, de uno u otro tipo. Cuando la gente ignora la verdad y la sabiduría divinas o no pone cuidado en dar a estas una expresión práctica, o cuando omite el buscar a Dios constantemente en los términos de ambas y tratar con El en funciones de ellas, la vida cristiana fracasa. La banqueta se ha desplomado y un desarrollo deforme está frustrando el plan divino de crecimiento espiritual saludable.

J.I. Packer, El Renacer de la Santidad, Editorial Caribe (1995), p.59,60

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