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El resultado de una confesión diaria

Nosotros necesitamos de más cristianos que vivan vidas de arrepentimiento, ya que el arrepentimiento siempre desafía el orgullo. 

Si usted viene a Dios diariamente a confesarle lo mucho que ha pecado contra él, a usted le será más difícil pretender que es un cristiano más santo que los demás. Encontrará dificultoso darse aires y hacerse pasar por un cristiano perfecto.

Cuando otros le acusen de pecado, usted no saltará inmediatamente a su defensa, como si usted fuese una persona que no podría hacer mal alguno, y que por lo tanto, toda acusación debe ser un malentendido. Sino que, por el contrario, cuando alguien le acuse de un pecado, usted le responderá admitiendo que existe una alta probabilidad de que la acusación sea cierta, y no se avergonzará de decir: "Oh, sí, yo hice eso. Cuanto lo siento. ¿Me perdonas? "

Si somos capaces de humillarnos delante de Dios, seremos humildes ante los hombres, y la Iglesia será mucho mejor si habemos más de nosotros que seamos así.

John M. Frame, “Salvation Belongs to the Lord”, p.199, P & R, 2006.

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