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Gracias por revelarte a mi vida

Bendito y Santo eres Dios. Gracias! Gracias por revelarte a mi vida. Gracias por dejarme ver una ínfima parte de cómo es tu reino. Un reino sin envidias, sin celos ni contiendas, un reino donde el último es el primero, o sea, no hay últimos, todos ocupamos el mismo lugar.

Pero para pertenecer a éste reino, hay que nacer de nuevo, tiene Cristo que nacer en nuestras vidas, tiene Cristo que vivir en nosotros, como dijo Pablo, ya no vivo yo, más vive Cristo en mi. Y si vive Cristo en mi, ya no ando más en la vanagloria de la vida, pensando en lo que puedo alcanzar aquí, o disfrutar aquí, sino más bien pesando en lo que todo lo que tengo allá, en mi hogar celestial.

Sabiendo que nuestra vida presente tiene un propósito, y es la de ser probados, pasado por el fuego, para luego salir de ahí purificados, santificados, capacitados para la predicación del evangelio. Resplandecer en medio de ésta innegable oscuridad y ser luz y sal en ésta tierra.

Gracias Señor por las veces que tengo que morir a mi misma, a mi naturaleza carnal y pecaminosa, gracias por enseñarme a amar sin ser amada, amar aún siendo rechazada, a dar sin recibir nada a cambio.

Gracias mi Cristo, porque Tú me haz enseñado la brevedad de la vida, para así poder ocuparme de lo que realmente importa, cosas que no reciben aplausos del hombre, pero si una sonrisa de Dios .

Gracias Señor por mostrarme que por más que tengamos, sino te tenemos a Ti, nada poseemos, somos árboles secos, incapaces de dar frutos verdaderos.


Gracias Señor por darme las fuerzas para llevar mi cruz cada día. Gracias por levantarme cada mañana, gracias por ser Tú mi salud y mi sustento siempre.


Tenemos que entregar nuestras vidas, para que Cristo nos devuelva la genuina, la verdadera vida que está en El.

El siendo Dios, lo dejó todo por venir a salvarnos, liberarnos de la muerte eterna. De tal modo, renunciemos nosotros a aquellos ¨derechos¨ que según nosotros merecemos porque no existe en el universo un ser que tuviera más derecho que Jesús, más renunció a su reinado celestial por venir a la tierra. El era y Es Dios, todo le pertenece, más sin embargo, decidió nacer en un pesebre. Tú entiendes la magnitud de éste hecho? Yo apenas puedo percibir algo, pero es suficiente para saber que sólo en El se encuentra la plenitud y verdadera satisfacción del alma humana, sólo en El se encuentra nuestra salvación. Amén.

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