Nosotros no podemos confiar en los métodos que utilicemos para el evangelismo, ya sean personales o de servicios evangelísticos, sin importar lo excelente que podamos pensar de los mismos. No existe magia alguna en los métodos, ni siquiera en los métodos teológicamente impecables. Cuando evangelizamos, nuestra confianza debe estar solamente en Dios, quien resucita a los muertos. El es el Señor todopoderoso que torna los corazones de los hombres y quien dará conversiones a SU tiempo. Mientras tanto, la parte que nos corresponde es ser fieles en la propagación del evangelio, seguros de que nuestra labor nunca será en vano.
Nuestra confianza a la hora de evangelizar
14 de diciembre de 2008
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